La Gran Vía de Madrid

El pasado viernes 24 fue inaugurada oficialmente por la alcaldesa Manuela Carmena la última remodelación de esta centenaria y emblemática arteria de Madrid, que le proporciona una fisonomía más amable para los ciudadanos que aún disfrutan caminando. La hice una visita al día siguiente, sábado, con el cielo muy encapotado y barruntando lluvia.

Principalmente se han ensanchado las aceras, pero también se la ha decorado con un nuevo mobiliario urbano, bancos de piedra y de madera, semáforos exclusivos, y unos hermosos y exóticos árboles, junto con macizos, que aún deben consolidarse. Una nota de vegetación, en especial la arbórea, que se echaba de menos, sobre todo en verano.

Pero no han sido sólo los paseantes de la ciudad y los turistas los que han sido beneficiados, en mi opinión. Si bien sobre esto hay una viva controversia -pocos días después  incluso los conductores de los autobuses municipales parecían quejarse- creo que el comercio, los hoteles y los espectáculos, los tres pilares principales de la actividad económica de esta vía, también apreciarán pronto las ventajas de un entorno más monumental y más adaptado a una movilidad colectiva e intensa.

Llena de hoteles y edificios importantes que van contando algunos de los acontecimientos que jalonan la historia de esta ciudad,  nace en diagonal desde la margen izquierda de la calle de Alcalá, cuando ésta ya se ha ensanchado buscando la plaza de Cibeles, iniciando una subida que traza una suave línea curva, lo que le proporciona un atractivo peculiar, y culmina, a la altura de la Red de San Luís y el arranque de la calle de Hortaleza, en una planicie recta que se extiende hasta más o menos la plaza  del Callao, donde se produce un ángulo menor a la derecha, y entonces desciende, de nuevo recta, hasta su desembocadura en la plaza de España.  

El inicio, ayer 30 de noviembre de 2018, de Madrid Central, supone un buen colofón a este giro hacia la modernidad para resolver los problemas de contaminación y estrés circulatorio de una ciudad grande como Madrid. Bienvenido sea.

Comienzo de la calle en su orilla izquierda con el innumerables veces fotografiado edificio Metrópolis, que forma la esquina redondeada con Alcalá.

Encuadre en el que se aprecia donde comienza la numeración de los impares, con el edificio que aloja la joyería Grassy (ahora cubierto por ese cartelón) y los pares, en el de esa galería que aparece festoneada con la bandera nacional, inicio de la calle Marqués de Valdeiglesias.

Los cuatro carriles de este tramo, bien representados en la señal sujeta en la farola y también marcados sobre el pavimento.

Los telones de luces navideñas, con la torre de Telefónica y sus relojes.

La primera tienda de Loewe, la empresa de marroquinería con raíces en el siglo XIX, en la Gran Vía, haciendo esquina con la calle Victor Hugo, inaugurada recién acabada la Guerra Civil, en 1939.

El hermoso edificio del número 7.

El perfil del edificio de Telefónica.

Tráfico intenso, a una semana vista de la entrada en vigor de Madrid Central, profusamente anunciado.


El chaflán y la marquesina de cristal del hermoso edificio de la esquina con la calle Clavel.

La suave curvatura.

Curvatura que no impide vislumbrar al fondo el edificio Carrión, junto a la plaza de Callao.

El edificio del número 13.

La otra esquina achaflanada de la calle Clavel.

Real Oratorio del Caballero de Gracia.

El negocio del azar también ha cobrado su pieza en la Gran Vía.

La curvatura vista desde más o menos desde su eje, en los pares.

El edificio que hace esquina a la derecha de la Red de San Luís, con la valla que delimita la actual rehabilitación de la plaza para remodelarla, incluyendo la salida de la estación del metro. 

La cúpula del edificio de Telefónica desde la plazuela de la Red de San Luís

En esta parte la calle se ensancha, aunque la calzada permanece con los cuatro carriles con los que comienza. 

Aquí se aprecia bien el ensanchamiento de la parte peatonal, que la convierte en una avenida cómoda y agradable de transitar.

Inicio de la calle Valverde, una de las peatonalizadas que parten o se asoman a la Gran Vía.


Otras, aunque conservan la calzada acotada por bolardos, y el uso para circular vehículos, también fueron rehabilitadas y arboladas por consistorios anteriores.

Grandes firmas que han querido estar aquí.

Los macizos que necesitaran mimo para consolidarse.

Otro edificio, el Carrión, obligado a adaptarse a las irregularidades en el trazado de las calles del Madrid más antiguo, que alberga el cine Capitol e incrementó su presencia en el imaginario colectivo de varias generaciones por su protagonismo en la película El día de la bestia dirigida por Álex de la Iglesia. 

El más viejo Madrid que asoma por las bocacalles que confluyen en la Gran Vía. 

El lateral de la plaza del Callao con el edificio de los cines del mismo nombre, que hace esquina con la calle de Jacometrezo. 

De nuevo el edificio Carrión, como la proa de la parte menos antigua de la Gran Vía

Visión desde la plaza del Callao del último tramo en descenso, con el edificio Torre de Madrid al fondo.

También  desde la Plaza del Callao, el abigarramiento del tráfico de ese sábado.

La maraña de luces que jalonan toda la vía hasta su desembocadura en Plaza de España.

El edificio Torre de Madrid, que durante décadas fue el más alto de la capital.

El edificio más reciente en la acera de los pares, frente al cine Capitol.

Panorámica al amparo de la marquesina del Capitol. 

En este tramo, desde Callao, sin renunciar a las muy anchas aceras, la calzada añade un carril específico para bicicletas.

Aquí se aprecia mejor ese carril, a la vez que asoma, en la confluencia con la calle San Bernardo, ese edificio de ladrillo visto del Madrid menos monumental y más habitual en el final del XIX y comienzos del XX.

Uno de los edificios de esta parte más reciente, coronado por una imponente figura. 

De nuevo el carril de bicicletas perfectamente delimitado. 

Vista desde la misma Plaza de España.

Tomas ampliadas desde el mismo punto, donde se observa como la construcción es más moderna, de mayor altura, y donde aparece, al fondo,  el edificio que forma la esquina de la Plaza del Callao con la Gran Vía.

2 pensamientos en “La Gran Vía de Madrid

  1. Pero bueno…, que contento estrenando la nueva Gran Vía y cómo se entiende el orgullo y cariño que te inspira esa preciosa y monumental ciudad. ¡Qué ganas de volver! Gracias por traerla a tu Mirador.

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    • Gracias a ti por interesarte en este blog. No me tengo por un entusiasta de mi ciudad, pero sí creo que merece la pena dedicarle un tiempo a apoyar las decisiones que percibo bien encaminadas.

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