Diecisiete meses

Mi niña, me sobrecoge saber que ya no estás.

Tu brutal ausencia me hace preguntarme si tenías que haber venido

a este mundo tan salvaje aún, para ser sometida al arbitrio miope,

a la negra suerte.

La vida que se devora a sí misma te ha elegido.

¡Qué insoportable imaginar tu susto,

tu ignorante asombro,

tu vértigo fugaz!

¡Qué dolor tu pena!

Me gustaría decirte, si pudieras entenderlo,

si te hubieran dejado tiempo para entender de qué va esto,

que tu muerte no es en balde,

que nos deja inoculadas semillas de compasión,

deseos de disfrutar por ti,

contigo,

lo que tu no has podido…

¡Qué dolor tu calor perdido!

 

 

Photo by Artem Saranin on Pexels.com

Si lo desea, deje un comentario

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.