Recomendación

En este momento histórico convulso, donde entre otras muchas actividades económicas, el periodismo está sufriendo en su carne los cambios traumáticos a los que le obliga la rapidez del cambio tecnológico y su influencia en los comportamientos, reconforta encontrar ejemplos de un trabajo riguroso, que supongo pausado, artesano, deudor del tiempo necesario para llevarlo a cabo y que pueda cumplir todas las expectativas que del mismo cabe albergar, lo que ya considero que es una rareza, algo contra corriente. Estoy cansado y apenado de encontrar a menudo crónicas o noticias mal redactadas en los medios electrónicos, que obligan a ser releídas para poder entender su sentido, incluso con frecuentes faltas sintácticas y a veces ortográficas, seguramente por dejadez o premura, por no revisar, o confiar en la revisión automática. En este panorama lo que voy a recomendar lo siento como un oasis.

Se trata del programa de Radio Nacional de España (RNE) Documentos RNE que se emite los sábados de 15:00 a 16:00 y por Radio Exterior de España los domingos de 14:00 a 15:00 UTC.

Comenzó su emisión el año 1999 llamándose Fin de Siglo. Dirigido por Juan Carlos Soriano, y redactado por el mismo, junto a las habituales Julia Murga, Modesta Cruz, y Mamen del Cerro, locutado con maestría y encanto por la propia Modesta Cruz y realizado por Mayca Aguilera y Miguel Ángel Coleto, se ocupa, en formato documental sonoro, de personajes y acontecimientos que han protagonizado la Historia de España de los últimos siglos, atendiendo a un criterio muy variado, interesante y ameno. Y sustentándose en guiones y realizaciones exquisitas, bien alimentadas cuando procede por los ricos archivos de la casa. Puede descargarse en formato podcast, para escucharlo cuando se desee, además de en la propia sede web de RTVE.

He elegido como ejemplo para esta ocasión el episodio dedicado a las Pioneras de la Ciencia en España, el emitido el pasado 19 de marzo, aunque bien podría haberse adelantado una semana y haber coincidido en la misma, como homenaje, con el Día Internacional de la Mujer.

Este programa, con una clara vocación de servicio público, contribuye a un conocimiento más profundo y completo del devenir y la realidad que han conformado y constituyen este país que llamamos España.

Debate

Primer debate electoral en Internet en España propiciado por El País

El periódico El País organizó anoche el primer debate electoral celebrado en España soportado principalmente por Internet, correspondiente a las Elecciones Generales convocadas para el próximo 20 de diciembre de 2015.

Supongo que la pérdida y por consiguiente la carencia de canales propios de televisión de este grupo editorial y de comunicación ha influido de manera notable en la toma de esta iniciativa y también en el bombo y platillo con que la ha jaleado.

A pesar de estas cuestiones, el que se haya producido es interesante, hace servicio público y por tanto es merecedor de elogio, aunque como fiel y asiduo lector del periódico me hubiera gustado no haber echado de menos un elenco más completo de los candidatos. No estoy pensando, claro, en toda esa ristra de partidos que se presentan, que cuando uno llega al colegio a votar ve amontonadas sus papeletas sobre las mesas con nombres generalmente largos, que invitan a un gesto de perplejidad e intento por descubrir a quien pueden representar, sino en todos aquellos que tienen razonables expectativas de obtener al menos un escaño, o bien ya lo han disfrutado en la legislatura anterior, como los partidos nacionalistas, o las siglas que los hayan sustituido, además de Izquierda Unida y UPyD.  Hubiera preferido, en consecuencia, un mayor énfasis en el rasgo de la diversidad democrática del debate sobre el de la mayor manejabilidad y la limpieza escenográfica. Sobre este aspecto, además, tengo otro reparo: el dejar un atril vacío para resaltar que un candidato convocado ha rehusado la invitación muestra un excesivo protagonismo del organizador, que de esta manera interviene en el debate y merma su afán de imparcialidad.

Candidatos e intervenciones

Estaban representados los partidos políticos Ciudadanos, Partido Socialista Obrero Español y Podemos por sus cabezas de lista y aspirantes a la presidencia del Gobierno, Albert Rivera, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias respectivamente, en ese orden colocados frente al espectador, obtenido mediante sorteo, que precisamente puede corresponderse con la teórica filiación en el espectro político, centro-derecha, centro-izquierda e izquierda.

La encuesta que se había preparado para que los internautas sobre la marcha fueran emitiendo su voto sobre quien de los concurrentes había ganado el debate, que se cerró un tiempo después de acabado el mismo, arrojó un resultado abultado a favor del candidato de Podemos, Pablo Iglesias, si bien el propio periódico la anunció como no científica, lo que abona mi impresión de que este debate tuvo mucho de promoción generalizada de todos los actores, ya que ese dato no me parece el más relevante, como conclusión del mismo, sino si el formato y la organización han permitido trasladar al electorado la mayor información posible sobre las ofertas programáticas de los partidos participantes, y de paso,  de la capacidad de sus candidatos para encarnar, defender y llevar a buen término esas propuestas. En este sentido para mi no lo ganó ninguno. Lo perdieron los tres en la medida en que no me inspiraron la suficiente confianza para lograr mi voto, y me sentí poco representado en sus palabras, aunque escuché enfoques y propuestas con las que podía, a falta de mayor concreción, coincidir.

Pablo Iglesias me pareció el más templado, convencido de lo que contaba y decidido a irritar a sus rivales tirando la piedra escondiendo la mano.

Albert Rivera, empeñado en ser fiel a su idea básica de hacer propuestas y rehuir el señalamiento de los errores y defectos de los demás,  no acabó de plasmarlas con la necesaria convicción y aplomo, ni consiguió lo segundo, mostrándose además nervioso y contrariado con los ataques de sus rivales.

También Pedro Sánchez pareció desconcertado y a veces nervioso con las andanadas que le llegaban desde ambos lados, pero sobre todo,  fue el que transmitió más vicariamente las propuestas de su partido, como si no las asumiera plenamente, y el que pareció más desconectado.

Todos incurrieron en intentar desacreditar a sus rivales señalando sus contradicciones y defectos. En cuanto el primero empezó, los demás siguieron. Seguro que hay quien espera y le gusta eso en un debate y tanto asesoramiento como tuvieron debía exigir ese peaje.

Por lo demás, los tres inauguraron un tratamiento informal de cierta confianza entre ellos tuteándose, de colegas metidos en la misma faena, que debe resultar simpático quizá al electorado más joven, pero que en mi opinión mellaba la seriedad del acto y de lo que se trataba.  En el mismo sentido, sólo Rivera consideró que debía completar su traje con una corbata, en su papel de aspirante al puesto ejecutivo más importante de la política española. Sánchez, que la usa habitualmente en su condición de diputado y líder de la oposición en el Congreso, decidió situarse entre dos aguas, traje sí, pero corbata no, con el cuello de la camisa blanca abierto. Iglesias, por su parte, compareció con la habitual camisa remangada, también blanca,  y los vaqueros.